El rostro escondido del genio Leonardo

  • Esfuerzo. Anel Nochebuena, directora del IMACP, con Nicola Barbatelli, historiador italiano que descubrió el autorretrato del genio renacentista.
  • La capital es la única ciudad de Latinoamérica donde la obra de arte se exhibirá hasta el 7 de octubre, cuando sea trasladada a Madrid

El artista busca con fruición que su obra perdure en la memoria de los hombres. A partir de su muerte, el legado de cada uno se vuelve una batalla contra el tiempo, que es, como se sabe, el enemigo más implacable.

Incluso cuando se es el genio más grande de la historia, como lo fue Leonardo Da Vinci, todo está siempre en riesgo de desaparecer. La última cena, pintada en uno de los muros del convento de santa María delle Grazie, en Milán, pierde color cada segundo, cada noche, y seguirá igual hasta que un día –porque así será– no quedará de ella salvo un ligero rastro de pintura que tendrá el mismo olor seco que dejaría el mar si se esfumara del mundo.

En unos meses se cumplirán 500 años de la muerte de Da Vinci. Hay que ponerlo en contexto: la ciudad de puebla no había sido fundada cuando el cuerpo del genio de Florencia yacía en una tumba. En todo este tiempo los historiadores han podido determinar el transcurso de sus días, las ciudades en las que vivió, los aprendices que lo rodearon, la extraordinaria capacidad de invención que le permitió idear máquinas voladoras, submarinas y terrestres. todo ha sido registrado, clasificado, analizado… todo, salvo una cosa: ¿cómo era Leonardo Da Vinci?

La respuesta puede ser resuelta hoy por cualquier persona que lo desee. Y tal vez aún mejor, porque no sólo se ha resuelto cómo podría verse el polímata, sino cómo se veía él mismo. tavola

Lucana, el único autorretrato de Leonardo Da Vinci que reúne todas las condiciones para ser considerado una obra auténtica, se encuentra en puebla, como parte de la exhibición Leonardo Da Vinci, el rostro de un genio.

En la pintura, Leonardo porta un sombrero de terciopelo y tiene el ceño ligeramente fruncido. La barba espesa se desvanece sobre su pecho y la postura de su cuerpo, inclinado hacia un lado, hace que la luz caiga sólo sobre la mitad de su rostro. El efecto luminoso consigue que la mirada del artista parezca un gesto implacable hacia el testigo, hacia quien lo observa.

“Lo extraordinario de la pintura es que, si miramos el retrato directamente, podemos tener la sensación de que se está moviendo. Es como si nos mirara y, a la vez, se moviera. para ver esta perspectiva hay que ponerse exactamente del lado en el que está mirando”, explicó ayer Nicola Barbatelli, el historiador que en 2009 descubrió el autorretrato, durante la presentación de su exhibición en puebla.

Nicola tomó más tiempo en explicar la autenticidad de la obra que la forma en que la halló en Salerno, una ciudad portuaria al sur de Italia, porque, hasta ahora, sólo en un puñado de obras renacentistas se sospechaba que Leonardo Da Vinci había sido retratado, y sólo una de éstas, elaborada por su aprendiz Francesco Melzi, parecía contar con las características suficientes como para suponer que se trataba realmente de la imagen del genio.

Barbatelli viajó a salerno para hacer una investigación sobre distintas pinturas, cuando una persona le presentó por casualidad Tavola Lucana diciéndole que se trataba de un retrato de Galileo Galilei. “si este señor es Galileo, entonces yo soy Silvio Berlusconi”, bromeó. pero la duda sobre la personalidad del retrato caló hondo en el historiador y llevó la obra consigo para aplicarle análisis científicos.

La identificación de tres huellas dactilares, de los pigmentos, de la época en la que se realizó y de la técnica artística empleada permitió determinar que se trataba de un autorretrato fiel de Leonardo Da Vinci. Algunos de sus detractores argumentaron que los hombros no están alineados y que el artista, un agudo estudioso de anatomía, no habría podido cometer ese error. pero Barbatelli defiende que esa posición es justamente lo que da la noción de que el autorretrato se mueve: una de esas cosas que sólo podría idear un genio como Leonardo.

Ahora la obra se mueve por el mundo como parte de los festejos por la conmemoración de los 500 años de la muerte del artista. puebla es la única ciudad de Latinoamérica en donde el autorretrato se exhibirá por lo menos hasta el 7 de octubre, cuando se mude hasta el palacio de Alhajas, en Madrid.

Eso es, según Anel Nochebuena, directora del Instituto Municipal de Arte y Cultura de puebla (IMACp), lo que da valía a la exposición El rostro

de un genio: que nunca antes en la historia de puebla se ha exhibido un cuadro original de Leonardo Da Vinci.

“El gobierno de Italia decidió prestar algunas piezas del maestro y, tras largas gestiones, logramos traer esta pieza auténtica a puebla. Es un orgullo”, pronunció ayer.

El alcalde Luis Banck Serrato define a Da Vinci como un artista obsesionado con los detalles. “sobre todo en la época en la que pintaba La Mona Lisa, él solía invitar a campesinos a su estudio para analizar sus rasgos cuando sonreían y capturarlos con la mayor precisión. Durante siglos sólo se pudo imaginar cuál era el rostro de Da Vinci y, ahora, con esta obra, es el propio Da Vinci quien parece mirarnos, sereno, desde la penumbra”.

MEDIA
24 HORAS

SECTION
CULTURA

DATE
Julio, 2018